Si preguntamos a nuestro alrededor quién tiene un perfil en Facebook, Twitter o Tuenti, seguramente el 90% de nuestros amigos y allegados interactúan en la red mediante este tipo de herramientas.
La realidad es que cuantitativamente el 44% de los usuarios españoles (un 19,75% de la población) tienen abierto un perfil en Facebook.
No obstante, una “red social” no sólo es una reunión de amigos o de personas que buscan pareja o un trabajo.
También se podemos definirla como un conjunto de personas unidos con un objetivo de obtener un bien común y que entre ellos tienen algo en común, principalmente intereses, aunque también encontramos gustos, necesidades, opiniones o problemas.
De esta forma, los usuarios, dependiendo de cada uno de sus gustos, necesidades o problemas, pertenecerá a una o varias redes sociales.
Pero en el caso de las empresas, de qué hablamos, ¿ de un elemento social o de un grupo social? Se entiende la empresa como elemento social por su pertenencia a la sociedad y por ello, tiene la obligación de buscar el bien común, de relacionarse y de comunicar. Por otro lado se entiende como grupo, puesto que pretende que, cada uno de sus elementos sociales que lo componen, trabajen con el objetivo de obtener el bien común.
Así, es necesario realizar acciones de reputación corporativa y de relaciones públicas en Internet, para mostrar con total transparencia lo qué es la entidad y para solventar todos los problemas de comunicación que puedan aparecer.
Igualmente, las redes sociales no sólo nos ayudan a comercializar o posicionar un producto, también es una fuente de información muy potente que los e-marketer utilizan a la hora de planificar nuevas estrategias y/u operativas.
En definitiva, la efectividad de un buen plan de e-marketing en redes sociales se basa en los contenidos, si éstos gustan, entonces crearán viralidad y además harán que los usuarios colaboren, consiguiendo que el perfil o el grupo tenga vida propia, pero siempre controlable en caso de viralidad negativa.