Numerosos estudios demuestran que los antiguos formatos ya no funcionan. Los mensajes tradicionales se quedan estancados entre tanta competencia. Cada vez se recibe más información y se genera menor recuerdo, por lo que las marcas tienen mucho más difícil posicionarse en el top of mind del consumidor.
Las marcas necesitan que los mensajes que lanzan se queden grabados en la mente del consumidor, sin embargo, en la mayoría de los casos, no consiguen hacer que las cosas cuajen y calen en la mente del consumidor. El marketing olfativo se considera una tendencia en auge dentro del marketing sensorial que ayuda a las empresas a posicionarse. En la actualidad, su presencia es tan recurrente que en muchos centros comerciales ya se regula el impacto que puede generar dicha herramienta.
El olfato está ligado directamente al sistema límbico, lo que destapa una serie de evocaciones y recuerdos asociados a ese olor. Un determinado olor puede cambiar por completo la concepción que tenemos de una marca. Sin embargo, no sólo hay que cuidar el olor para que no se generen asociaciones negativas, sino que además, hay que potenciar aquellas fragancias asociadas a olores que generen respuestas positivas en la marca.
En el panorama actual, las marcas empiezan a comprender el poder que tienen las fragancias para generar ideas y como elemento de identificación, lo que se traduce en un incremento de las marcas que usan una determinada fragancia para firmar su esencia.