Antiguamente el ser humano se levantaba por las mañanas con su despertador, desayunaba mientras leía las noticias o escuchaba la radio, activaba la alarma de casa y se iba al trabajo por el camino más rápido, luego charlaba con sus amigos sobre fin de semana, jugaba, se entretenía, estudiaba, hacía deporte, se sentaba en su mesa para trabajar, navegaba, escribía correos, veía la televisión… Actualmente ocurre lo mismo, pero con un pequeño complemento: el teléfono móvil.
Hoy en día, el móvil se ha convertido en una herramienta de uso y disfrute con lo que podemos hacer casi lo mismo que hacíamos antes, pero de manera más cómoda. Con la implantación de los llamados smartphone o teléfonos inteligentes a la vida diaria (con una penetración del 66% según “La Sociedad de la Información en España 2013” publicado por Fundación Telefónica) se han quedado casi obsoletas cosas como el despertador, el navegador del coche, la radio, los libros y la prensa física, los podómetros, los teléfonos de sobremesa y por qué no, el ordenador.
En España, de los 23 millones de dispositivos smartphones, 22 millones usan aplicaciones de forma cotidiana. Esto supone que en nuestro país se descargan cuatro millones de apps al día, llegando a tener cada usuario una media de 24 aplicaciones instaladas en su teléfono, según datos de The App Date.
La sociedad ha cambiado, lo que antes llamábamos la era de la digitalización se ha quedado atrás y hemos pasado a lo que ahora se denomina la era de la movilización. Se podría decir incluso que el teléfono móvil nos ha permitido optimizar nuestro tiempo.
Internet y su consumo se han visto afectados por los nuevos hábitos de uso, convirtiéndose en el principal punto de acceso el teléfono, con un 76%, seguido del ordenador (73%), de la tablet y del televisor, con un 34% y un 17% respectivamente (informe publicado por DigitasLBi en 12 países en febrero de 2014). De esta forma, la web se ha visto obligada a transformarse a soportes responsive o adaptables a todo tipo de formatos (ordenadores, tablets, televisores, móviles, etc.) y a aplicaciones móviles.
La proliferación de descargas de aplicaciones (87 millones de aplicaciones descargadas para Android y 24 millones para iOS en España en 2013 según un estudio realizado por The App Date) y la creación de gadgets como gafas, relojes, coches, objetivos fotográficos, ropa y pulseras inteligentes entre otros, han abierto un extenso mercado en el que el usuario encuentra infinidad de soluciones para el día a día en entretenimiento, salud, productividad y profesionalización, deporte, navegación, etc.
Por otro lado, la telefonía inteligente no sólo ha hecho que los hábitos de vida se transformen, también ha supuesto un cambio en la forma de comunicar, convirtiéndose la mensajería instantánea en la principal herramienta de comunicación, con un 82,7%, seguido del email, con un 69,5% y de las redes sociales con un 56,3%, sufriendo el email y las redes sociales un descenso de 4,6 y 1,3 puntos respectivamente y la mensajería (Line, Messenger Facebook o WhatsApp entre otros) un ascenso de 7,2 puntos respecto al trimestre pasado en España según la AIMC.
Otro elemento que ha influido en los hábitos de los seres humanos son las redes sociales, que a su vez, dicho fenómeno ha producido una mayor dependencia al soporte móvil. En la actualidad el usuario está una media de 3 horas diarias conectado a las redes sociales, de lo cuales, el 70% accede a través de su teléfono (IAB).
La necesidad de estar conectado a las redes sociales ya no es sólo por mero entretenimiento, ahora, medios como Facebook, Linkedin o Twitter se han convertido en herramientas de comunicación, de compra o venta de productos, buscar trabajo o información sobre algo, pedir comida rápida, etc. cobrando tanta importancia que en 2010 Facebook superó a Google en su cuota de mercado online, según Experian Hitwise US.
Hoy en día podemos satisfacer casi todas nuestras necesidades definidas por Maslow mediante internet, excepto las primarias, y más rápido aún si tenemos un móvil conectado a la red.
El comercio electrónico es otro de los hábitos de usuarios que se ha visto afectado en la era de la movilización. En la actualidad, el 88% de la población española toma sus decisiones de compra en Internet y del 44% que realiza la compra a través de Internet, el 34% de los usuarios lo hace a través de su smartphone.
Pero esto no sólo se debe a la rapidez y a la comodidad a la hora de realizar una compra, también es debido a cómo se ha optimizado la experiencia de usuario. Ya no sólo tenemos un simple catálogo en nuestras manos, ahora podemos disfrutar de probadores virtuales mediante realidad aumentada, ver los productos evaluados según el éxito o las opiniones de los usuarios, observar las tendencias que nos ofrece la marca según los gustos del consumidor o incluso realizar una lista de deseos para poder aprovechar promociones o comunicárselo a conocidos.
Este cambio de hábitos en los usuarios afecta directamente a la empresa, obligándola a adaptarse. Ya no es importante estar online, ahora lo importante es saber adaptarse a los medios mediante tecnologías responsives o apps; tratar la marca como un elemento social dotándola de personalidad; permitir al usuario que nos muestre sus gustos y los adapte a las ofertas presentes en el mercado; generar experiencia de marca mediante contenido o servicios de valor; y por último, haciéndonos visibles en los sitios en los que se encuentra nuestro público objetivo. De esta forma, podría decirse que la empresa se encuentra en condiciones optimas para participar en el mercado online.
Artículo publicado en #LAST TRENDS 2014 by ESIC por ABC de Sevilla y ESIC Business School el 12 de mayo de 2014. Para descargar el documento pincha aquí